Comienzo de la batalla...

Un lunes cualquiera del año 2009. Apenas despunta el sol en el horizonte, la temperatura es tibia, la mañana se perfila agradable.

El gran caballero, tras reponer fuerzas y saciar su apetito, camina con paso firme y a la vez tranquilo, mientras la suave brisa parece ayudarle a alcanzar el puesto que debe ocupar en el frente. Sus sentidos están en forma, su cuerpo en armonía, su mente totalmente enfocada en el objetivo. Se siente poderoso, nada puede hacerle flaquear, la derrota no existe.
Un gran estruendo marca el inicio de la batalla. El ruido es ensordecedor, los hombres gritan, pelean, hieren, matan. El gran caballero, escalímetro en mano se abre paso mientras una flecha surca el cielo sin un objetivo preciso. Acierta en el blanco por mera casualidad.

- Oye huma.
- Dime Gollum.
- Si te doy las coordenadas de dos puntos ¿Puedes decirme la distancia entre ellos?
- Prueba a ver…
- Punto 1: X=7, Y=12. Punto 2: X=52, Y=12.

El gran caballero flaquea, el proyectil le ha alcanzado, su cuerpo pierde la perfección de la armonía, el sentido del oído parece fallar, el ligero desayuno que tan agradablemente le saciaba, pasa a revolverse en su estomago, sin embargo, trata de mantener la mente fija en el objetivo a pesar de la distorsión que le acosa porque la derrota no puede existir.
La batalla continua, el paso se mantiene firme, una segunda flecha surca el aire con su silbido característico, esta vez la ve venir.

- Pues, cincuenta y dos menos siete cuarenta y cinco y te ahorro la rima.
- No, no, que yo decía que me lo hicieses con el programa de dibujar.
- ¿En serio?
- Si.
- Y para que.
- Por si acaso.
- Por si acaso que.
- Pues para no fallar.

El gran caballero se retuerce ante el segundo impacto, la armonía se disipa, los sentidos fallan, se confunden, su estomago quiere sacar fuera el desayuno. Se hace difícil mantener la mente fría, la victoria se ve lejana, la supervivencia comienza a ser primordial.
Una tercera flecha es disparada. El arquero es preciso, su objetivo es claro.

- Que te crees, que no se restar.
- No hombre, si que sabes, pero el programa te lo da exacto.

El gran caballero recibe el impacto en el centro exacto de su pecho. En el centro exacto, mas exacto que el número entero llamado cuarenta y cinco. No quedan restos de armonía en su cuerpo. El desayuno sube por la garganta, y le saldrán tantas galletas Fontaneda como putos decimales tiene el resultado de restar cincuenta y dos menos siete. La mente esta caliente, ardiendo como la fragua de Vulcano, mantiene una idea fija, pero no es la misma que tenía al despuntar el alba, ha cambiado radicalmente en el momento de recibir el impacto en el pecho. Ahora en su mente late constantemente el tratar de comprender como puede existir un ser vivo capaz de dudar de la exactitud del número cuarenta y cinco.
La batalla esta perdida, pero aún es posible mantener el honor y arrebatar la vida al arquero.

- Sabes lo que te digo
- Que…
- Que me están entrando unas ganas de meterte un puñado de flechas por el culo algo bárbaro oye.
- ¿Cómo dices?
- Tu sigue con las rimas fáciles…
- Pero…
- ¿Tu has acabado la EGB?
- Pues claro.
- Y cuando piensas demostrarlo un poquito nene.
- No te entiendo.
- Ya me parecía. Oye, que no puedo hacerlo, que este programa no sabe.
- ¿No?
- Pues no. Y yo tampoco, pregúntale a otro.
- Pero no decías…
- ¡¡Que no!!

Mira tu, y va con música del chavalito de la batería caliente (muchachito bombo infierno).
Por los primeros 40 segundos, no seáis malpensados.